miércoles, 3 de septiembre de 2008

Tenemos los pies fracturados, pero podemos hablar


Somos un par de huesudos con los pies atrofiados. A mí, sin consentimiento, mi madre me dejó los pies sin puente. Por querer mostrar su chicuelo a la curia de otras madres, me puso zapatos antes de tiempo. No le importó que esa determinación me jodiera lo pies, dejándome sin fuerzas en los tobillos. Nunca pude practicar ningún deporte. Claro que sino fuera por mi madre, igual, me hubiera buscado una soledad que me hubiera jodido de la misma forma

Mauro se fracturó los pies de tanto buscarse a sí mismo. Su silencio le pesa tanto que tiene los tobillos desastillados. Hay que verlo caminar, uno no sabe si trata de no caerse o está improvisando una cumbia. Pero él si practicó algún deporte y tiene los puentes de los pies bueno.

Coincidimos en que somos arrítmicos y entre más nos equivoquemos, mejor bailamos, con más estilo. Estaremos publicando, pronto, una coreografía de de ambos. ¡Espérenla!

Solo servimos par mal hablar. Los pies se nos fortificaron en la boca. Somos interferencia, dos huesos siempre de perfil que no se quieren callar. Un par de antenas.


2 comentarios:

Anamaría Todojunto dijo...

Gracias por esto. Maria Victoria, una parcera, camina como si tuviera una turbina de aire sobre su espalda, pues se le encorba hasta que me parece que se le van a salir las tetas que yo no tengo.

Juan Camilo dijo...

Ana, grato saber de los caminados de los amigos. Uno, con el tiempo no sabe como camina. Tendras que decirle a tu amiga que me gustaría verla

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En Girardota